la infancia

Hoy ya paso mi cumpleaños numero 33, y para festejarlo hago publico un escrito del 2005, que será reeditado para no ser tan latero.

Infancia.

Nunca pensé que viviría tanto y hoy a los 31 años estoy tan agradecida de la vida que he tenido que podría morir ahora, y aun así habría vivido mucho.
Nací en la octava región de Chile a un mes exacto del golpe militar, el 11 octubre 1973. En medio de una tremenda trifulca.

Mi madre se desangraba en la clínica concepción y los médicos decían que era muy joven para morir, seguramente alguien mas pensó lo mismo porque si bien, vio el túnel y fue por el hasta encontrar a su abuelo. Ella regresó viendo a los médicos lamentándose alrededor de su cuerpo.
Mi madre es una mujer responsable así que regreso del paraíso para enfrentar la vida.





Yo en tanto para no ser menos ni pasar desapercibida, (bueno no podía llegar a esta vida sin un poco de show), estaba cianótica en la clínica concepción en una cuna donde seguramente enfermeras poco preparadas y algún estudiante de medicina me habían depositado, de ahí mi padre me rescato me envolvió en una sabana y me llevo al hospital regional donde me salvaron, yo nací Azul.

Mi infancia fue mi casa, el jardín de mi madre, un lugar de ensueño.
En las orillas del rió BIO-BIO camino a santa Juana en concepción ahí estaba la parcela donde al centro esta la casa de mis nonnos a cada lado la de mi familia y la de mis tíos.

Disfrute de padres bastante juveniles que organizaban, paseos a esquiar, a la playa o al sur de Chile. En fin padres presentes, cariñosos y activos.

Mis hermanas se ocuparon de mi como unas segundas madres, mientras crecía ellas estuvieron presentes todo el tiempo. Paula me recibía en su cama cuando me hacia pipi y Andrea trataba de que prestara atención a las tareas del colegio. No solo dormía con ellas si era necesario si no además tenían que cargar conmigo como lastre incluso en sus salidas de quinceañeras con amigos en el lago Lago Calafquén.
Después mas tarde eran ellas y sus pololos quienes la mayor parte del tiempo estaban encargados de traerme o llevarme a Fiestas.


Y como todo no puede ser tan perfecto, desde los prematuros 5 años empezaron las jaquecas con ellas la sensación de un futuro breve.

En este mismo periodo aproveche cada viaje de mis papas para
dramatizar un poco , haciendo tremendas escenas de ”aquí nadie me quiere” he irme de la casa, lo que terminaba con mis hermanas y primas que me ayudaban a hacer la maleta y la nana que llamaba al nonno, máxima autoridad en ausencia de mis padres.


Quizás fue antes de eso cuando apareció el primer hombre de mi vida, mi amigo mayor , un joven de unos 25 años , que tenia una moto y con quien pasaba las tardes jugando y contándonos la vida , era mi amigo imaginario Juan Andres.

En fin, gracias a una familia cariñosa, nonnos, primas y tios regaloniadores, fui una niña feliz.