La buena mesa y la historia familiar.

Pertenezco a un familión donde a razón de cualquier excusa o festejo se reúne para devorar grandes cantidades de exquisitos manjares culinarios.
Manjares culinarios de las mas variadas índoles, en primavera son los asados, al palo de codero o tradicionales con choripoan, en las tardes de verano son las onces familiares después de un día de piscina o los aperitivos en la terraza, en invierno es buen momento para hacer las lasaña y así suma y sigue.

Teniendo en cuanta que somos una familia numerosa y en vías de expansión, cada cumpleaños, nacimiento, graduación, primera comunión, matrimonio, aniversario y hasta cambio de casa es un buen motivo para que todos se reúnan nuevamente en torno a una o, en realidad, mas de una mesa porque ya somos como 40.

Mientras yo crecía, la familia mas cercana a mi fue fue la de parte de mi madre tanto así que mi padre adoptó y quiso a sus suegros casi como padres y a mis tíos como hermanos.
Bruno Scarabelli y la señora Martita Muñoz vivían en Santiago con sus dos hijas mayores y su hijo menor.
Al periodo que sus hijas salieron del colegio se trasladaron a Concepción, fue ahí que mi madre conoció a mi padre y mi tía a su marido, en unos cuantos años se trasladaron las tres familias a vivir a una parcela en el camino a Santa Juana en la ribera sur del rió Bio- Bio.
Fue en esa parcela donde crecí junto con mis abuelos, tíos, primas y hermanas y es ahí donde hasta hoy viven mis abuelos en la casa del centro con cada una de sus hijas en casas a los lados.

Los años pasan y con ellos cambian muchas cosas, mis hermanas han tenido hijos, mis primas también, mi tío se casó y se fue a vivir muy cerca con su familia, mi padre murió el año pasado y yo, como quien habrá visitado esta pagina ya sabe, vivo en Modena desde dic del 2004, y es aquí donde nacerá un nuevo miembro de la familia “Meersohn – Borquez”.

Muchas cosas han cambiado, menos que sea la parcela el lugar de reunión natural para nuestra familia, muchas cosas seguirán cambiando y aunque no creo que vaya a Chile en un par de años, se que cuando regrese a la parcela ahí estará la familia para recibirnos seguramente con un aperitivo, una cena, un asado y sabe Dios cuantas exquisiteces mas.
Entonces las moralejas son:
Familia que come unida, permanece unida.
Si quieres a alguien dale de comer.